¿Cuántas veces puedo decirles a mis hijos que vengan, sin recibir nada a cambio?
1, Igual no me oyeron
2, Lo están pasando tan bien…
3, ¿Se están quedando conmigo?
4, Pasan de mi
5, Son unos desobedientes.
6, ¡La madre que los parió!
7, ¿Cómo vaya ahí os traigo de los pelos!?
Normalmente no hay un 8. Arde Troya.
Es más, creo que cada vez lo llevo peor a partir del 3.
Tengo la sensación permanente, de creer que algo no estoy haciendo bien.
Yo tampoco les hago el dibujo que me piden ipso facto. Siempre hay una llamada, una lavadora, una cena, un recoge-trastos, que me “impide” acudir incluso antes del 4. La diferencia por tanto, es que yo, siempre les explico porqué no lo puedo hacer en ese momento, y ellos simplemente, siguen jugando. Siguen jugando. Menos mal.
¿Hacen lo que ven?
Estas situaciones me disgustan. Porque realmente creo que no debieran de pensar en otra cosa. Pero el resumen de cualquier tarde libre es: bajad de ahí, hablad un poco más bajo, más despacio, sin empujaros por favor, dejad de picaros, estoy hablando esperad a que mamá termine, y parad quietooooos ¡por dios!…
¿Hacen lo que les pidas que NO-hagan?
Vale que tiene que haber unas normas mínimas de comportamiento.
Unas normas que me preocupa que mis hijos no cumplan conscientemente, pero que realmente me preocupa mucho más, que no cumplan cuando se las estoy recordando una y otra vez. Ese es mi desquicie.
Yo que negocio hasta con las piedras, y les explico, y les explico, y les EXPLICO porque no se puede ir por la calle como Spiderman, porque no se pueden escapar en el aeropuerto, porque en una restaurante no se puede hacer breakdance, porque, porque y porque…me siento frustrada.
¿Realmente todo esto no se puede hacer con 4 años? Pues no.
¿Seguirán haciéndolo? Pues sí.
¿Alguna idea?
Este fin de semana hemos hecho el primer viaje internacional en familia. Berlín.
Sin duda una prueba de fuego de 4 días, con traslados eternos, visitas turísticas, y cafeterías silenciosas. Me han flipado los parques alemanes. Esa visión eco presente con troncos, zonas de barro habilitadas especialmente para desfogar, escalar, trepar, construir…zonas donde campan a sus anchas, y donde mis ñus liberaron tanta adrenalina, que hasta conseguimos ver la puerta de Brandenburgo y el Parlamento como seres civilizados.
Aunque nuestros momentos de tensión también hemos tenido, of course!
No sólo les he dejado que empujaran el muro, sino que he intentado que realmente lo derribaran…a ver luego cuando quieran emburriar cualquier pared no-histórica como los convenzo de que eso no es lo correcto.
The kids aren`t allright, canta Offspring…y que razón tienen, desobedientes por naturaleza.
Es real que M-Kiss se escapó en el aeropuerto. Se escabulló del control como sólo él sabe hacerlo, alarmando a los de seguridad que tuvieron que sprintar por la T1 de Barajas sin previo calentamiento, hasta que consiguieron darle caza…
Segurata: ” Pues sí que corre rápido este niño, sí”
Servidora: ” Claro señor agente, es que es clavadito a su madre…"