Y no he hecho los deberes.
Y aunque estoy amenazada de muerte si lo hago, este post es una despedida.
¡¡ V-A-C-A-C-I-O-N-E-S!!
De cremis, de horarios, y de likes.
Una cura detox, quiero.
Lo he decidido en el concierto de Lenny Kravitz.
Porque todos los posts que se me ocurren desde el sábado pasado son “subiditos de tono”. Y eso que ni me ha rozado…si lo llega a hacer no se que hubiera sido de mi.
Él movía la cabeza y yo gritaba.
Subía el brazo y yo gritaba.
Se paraba y… ¡¿yo gritaba?!
Hiciera lo que hiciera, y a pesar que desde mi marrano punto de vista llevaba demasiada ropa, me he pasado el concierto gritando como una ¡¿posesa?!.
Creo que necesito terapia.
Así que entre una cosa y otra, y hasta que a mis neuronas se les baje el calentón, os voy a dejar solinos unos días. Puede que me echéis de menos, o puede que ni siquiera os deis cuenta de que no escribo (snif,snif). Prefiero no pensarlo... Sea como sea cantaré bajo el sol (espero)


No he encontrado top y pantalón acampanado de lunares para hacerlo como la mítica Madonna, pero os juro que he escondido los tacones, enterrado el móvil de empresa y eliminado cualquier signo de responsabilidad y obligación.
Mi vida es una anarquía…y lo será desde hoy más que nunca.
Lo siento por los bares que frecuentemos, los campings a los que lleguemos, o las playas que descubramos, porque somos 4. Peleones. Guerreros. Y a medida que pasen los días, cada vez más asilvestraos.
Ser malos en mi ausencia, y con Lenny o sin él, siempre…¡TRIUNFAR!.
PD: a los que más me conocen, estar tranquilos, este año he apuntado la contraseña de la SIM...¡arriba esos cuernos con chocolate!

