HE SIDO UNA COBARDE

HE SIDO UNA COBARDE

El Domingo 16 de Octubre me rajé. O más bien me acojoné.

A veces, con lo guerrera que parezco, me hago pequeñita, no invisible ( porque es complicado), pero me esfumo con facilidad, y sin dejar rastro.

Me pasa cuando me da miedo no llegar a algo, o llegar hecha mierda.
Me pasa sobre todo, cuando la gente está pendiente de mí, y no tengo fuerzas para cumplir con las expectativas. Demasiadas exigencias últimamente.



“ ¡¡ Rebe!!, ¿ corres mañana ? ”.
“ No, esta vez iré de animadora ”.
“ ¿ Por qué ? “.
“ La veo demasiado pro, y no tengo la cabeza para llevar la ambulancia pegada al culo toda la carrera…”.
“ Y que más te da. ¿ No dices tú eso de que #nohayultimos ? ”.
“ Sí… lo digo yo… pero esta vez no me apetece serlo, esta vez no puedo...”.

¿ Qué os decía un poco más arriba? Me vuelvo pequeñita, pequeñita… y  la entrevistadora no me hizo más preguntas. Se limitó a dejarme ir, y me esfumé.

La carrera no era otra que la  Sanitas Marca Running Series, 10K como recorrido homologado, llano, y con óptimas condiciones climatológicas. Preveían que sería uno de los recorridos más rápidos del circuito, y se cumplió el pronóstico: 29 minutos 59 segundos. Impresionante.

Yo no tenía dorsal, pero podían conseguirse en la misma salida, así que ese no era el problema.
Justo por esa razón, a las 7 de la mañana estaba en pie, dando vueltas por casa, desayunando cereales integrales y visitando el baño cada 10 minutos. Estaba entonces lo suficientemente “evacuada” como para haberme puesto en la parrilla de salida, pero no lo hice…

¿ Qué me pasó por la mente? ¿ Miedo? ¿ Temor al fracaso, al ridículo ?

Fui una cobarde y me tuneé con la versión de algodón de nuestras camisetas rockeras, y cámara en mano, bajé hasta la playa para disfrutar de la llegada.
Cuando ví la cinta de la meta, virgen, y esperando que alguien la arrasara con su abdomen, sentimientos de pena, nervios y rabia me inundaron. Fueron tantos y tan diferentes, que tuve que controlarme para no lanzarme al asfalto y correr hacia dicha cinta como una loca… (madre, madre…menos mal que esa idea sólo me rondó unos segundos. ¿ Os imagináis el titular de los periódicos?: “ Una loca irrumpe en la meta habiendo corrido 50 metros y pide medalla porque ha llegado la primera”… En fin…)

Sea como fuere, lo único claro es que me rajé.

El gemelo, la cabeza, el madrugón... son sólo excusas, tristes excusas.

La única razón por la que no corrí fue por no querer llegar la última. Por miedo. Por no enfrentarme a mi misma. Por pensar que no era capaz. Por pensar que si una vez más entrenando no progresaba, y sufría por llegar, a tiempo y sin respiración, quizás todo el esfuerzo no merecía la pena. Me asustó pensar que mi mente esta vez no quería ser la última. Enfrentarme a mi propio crono me trasladó a la zona de los cobardes. De los que no arriesgan y de los que por tanto nunca pierden.

Las carreras populares son eso. Una disculpa para correr sin tráfico, para que cada participante en su marca, condiciones físicas, o retos personales, se atreva a enfrentarse a sí mismo. Primeros y últimos, todos sufren y todos son campeones, absolutos o de sus propios logros. Creo que es la parte más positiva de cualquier deporte, y ahora que el running está de moda y que somos muchos los que aprovechando este impulso hemos caído en sus redes, hay que intentar que nadie deje de arriesgarse. Hay que animar y aplaudir a todos y cada uno de los participantes. Obviamente con todo mi respeto y admiración por esas velocidades endemoniadas de los profesionales. Sois unos putos cracks.

Abel Antón me esperó en la Media Maratón de Gijón. Claro que le di tiempo a que se duchara y perfumara, pero considero que él no tenía necesidad alguna de hacerlo y aún así ¡ allí estaba! Tengo esa imagen en mi retina.

Este fin de semana en el EDP Medio Maratón de la Mujer en Madrid, organizado también a través de La Carrera de la Mujer, han esperado oficialmente a la última corredora. La han apoyado, mimado, grabado y aplaudido hasta la saciedad, y a mí me han conquistado, porque es nuestro grito de guerra y nunca dejará de serlo: No hay últimos, sólo valientes.

Parece que algo estamos consiguiendo, ¿ no?.

Por todo lo anterior, si algo tenía claro esa mañana de Domingo en la que no fui capaz de arriesgarme y de darlo todo, es que no me movería de la meta hasta que la última persona completara el recorrido. Y así fue. Lo que el speaker no sabía, es que él  se quedaría para acompañarnos…

El vídeo casero va por todos los participantes, Pros y Populares.

Por Ele, Rubo, Pedro y Diego que lucieron estrellas rojas y las hicieron volar.
Por mi entrenadora, que pensaba que la corría y creyó que iba a su velocidad... Obviamente no era yo, ¡ era mi hermana gemela! jajaja. ( Ele por favor, no te dejes el pelo largo o se me acaba el chollo).
Por el equipo de animadorxs que se sumaron al final para esperar al pelotón de la cola.
Por el speaker. ¡ Gracias, de corazón!. Lo que tú hiciste no siempre pasa, y espero que en la próxima carrera, me esperes…
Y sobre todo, va por ese último dorsal que ha cruzado la meta:

“ Mi más sincera enhorabuena. No mires el tiempo, has sido una valiente, y lo has conseguido. Te envidio".

Esto del running es así, te lo quita todo, y te lo devuelve... ¡¡ todo!!.
No quiero ser una cobarde, así que, ¡¡ Bragas… a mí!!!.

 

#nosvemosenelinfierno #nohayultimos #solovalientes
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