Hacen lo que ven, nos sirve para auto-alabarnos e intentar que TÚ creas que todo lo que hacen bien, es gracias a nosotrxs.
Que eso viene de serie, nos sirve para auto-exculparnos e intentar que TÚ creas, que hay comportamientos inapropiados que no dependen de nosotrxs.
Estas dos coletillas, no son otra cosa que refuerzos psicológicos que lanzamos en sociedad, para ponernos alguna medallita con nuestros hijxs, o simplemente como refuerzo positivo para no tirarlxs por la ventana.
Dependiendo de nuestro nivel de fanfarroneo, será más común en nuestras conversaciones, que usemos una u otra.
Este inicio de post con intento de seriedad absoluta, podría resumirse en:
¿Cuándo hacen algo bueno es porque lo ven y lo malo viene de serie? ¿o realmente es al revés?
Aristóteles nos hablaría del famoso dilema del huevo y la gallina.
Yo afirmo que:
LA CULPA ES DEL REGGAETON
" Pepito, saluda...".
" ¿Cómo se piden las cosas?".
" ¿Qué se diceeeeee?".
¿Cuántas veces escuchas estos básicos? Peor aún, ¿cuántas veces te ves repitiéndolos a lo largo del día?.
¿Y por qué crees que no funcionan?
Analicemos esto con las coletillas de las que hemos hablado antes:
Hacen lo que ven.
Si nosotros damos los buenos días al entrar en una cafetería, ellos lo harán al entrar en el kiosco.
Si nosotros pedimos "Un café con leche, por favor", ellos pedirán " Un paquete de cromos de la liga, por favor".
Si nosotros damos las gracias cuando nos traigan el café a la mesa, ellos lo harán cuando les den el sobre de cromos.
Así de fácil y así de difícil.
Y yo pregunto:
¿Los adultos cumplimos siempre estas normas de educación?
Y respondo:
No todos. Sean o no sean padres, me da igual.
¿Estamos entonces en disposición de exigírselo a ellos?
Glups.
Sigamos:
Eso viene de serie.
Si no les décimos nada cuando llegan a un sitio y no saludan, entonces no saludarán nunca.
Si permitimos que no usen el por favor cuando piden algo, jamas lo dirán.
Si no insistimos en que SIEMPRE hay que dar las gracias, raro será que las den en algún momento.
Así de fácil y así de difícil.
Y vuelvo a preguntar:
¿Los adultos cumplimos siempre estas normas de educación?
Y vuelvo a responder:
No todos.
¿Deberíamos de extrañarnos si no lo dicen cuando nosotros queremos que lo hagan?
Glups de nuevo.
Ahora bien, igual que digo, (porque lo he visto), que hay padres que se pasan por la torera dar las gracias, o instar a sus hijos a que las den, los hay que cumplen en los dos sentidos con esta responsabilidad.
¿Por qué a esos niños hay que recordárselo continuamente?
¿Será cierto que aunque lo corrijamos, hay etapas que vienen de serie?
Y yo respondo:
Sí, vienen de serie!! eso, o NO hacen lo que ven y entonces se me va al garete este post...jajajaja.
¿Lo conseguiremos algún día?
Pues quiero creer, que en alguna parte de su cerebro, hay determinados detalles que se les van quedando arraigados aunque no lo demuestren.
Imagino que aunque en otras ocasiones lo haya cuestionado, será una cuestión de adquirir hábitos...
El tiempo que tarden será otra cosa y admite Glups.
Así de fácil y así de difícil...
Y hasta aquí, la seriedad.
Entra en juego la tercera variable y no por eso, menos influyente:
El Reggaeton.
Da igual que en tu casa sintonices Rock FM y que cantes en la ducha a ritmo The Clash.
Muchos menos importa que entres en una joyería, y enseñes tu alianza preguntando muy educadamente:
"¿ Buenos días, usted cree que puedo agrandarla un poco?"
" Sí claro, sin problema"
" ¿Y cuándo podría venir a buscarla?"
Será ahí, justo ahí, cuándo sin que tu puedas hacer nada y ante la mirada atónita del señor "antiguo y digno", tu hijo pequeño se de la vuelta, se ponga las manos en el culo y cante sin vergüenza:
" ¿Y el anillo pa cuándo? "
Y yo pregunto:
¿Qué puedes hacer en ese caso?
Y yo misma me respondo:
Pagar lo que tengas que pagar y cantar pa dentro el Despacito * versión Leo Moracchioli
¿Y qué piensas mientras lo haces?
Piensas: "Jennifer, ¡cabrona! ¡¡¡ Las cosas se piden por favor!!! "
Que conste que la perdono porque gracias a ella, he encontrado a gente que está peor que nosotros.
Pincha aquí." y tratemos de hacer las cosas bien, aunque el puto Reggaeton juegue en nuestra contra...