Lentamente…muuuy lentamenteeee.
Porque no… No le vale un dibujo de pintar y recortar …¡¡ Noooooo!!!. El tío tiene la flamante idea, de hacer un caballo de cartón, en el que te puedes meter y sujetar con unas cuerdas, plagado de detalles por las dos caras, y al que sólo le falta relinchar…
¡ Vamos, lo típico!
Y cuando una está tranquilamente tomándose un café de cápsula, después de haber apagado el móvil de empresa, y dispuesta a cumplir con la conciliación pactada, escucha…
“ ¿Mami hacemos ese caballo como en Art Attack…?”
Mi marido: “ Buff…me están llamando tengo una reunión…”
“ Cariño es que no tenemos cartón”
“ Sí mamá de las cajas del Carrefour”
“ Ya…pero ¿ no se dónde están las témperas?”
“ Están aquí mami ´en su sitio´ como tú dices”
(Donde duele): “ No podemos hacer 2. Y luego os vais a pelear, así que mejor jugamos a otra cosa…”
“ Que no mami de verdad. Te lo prometemos. Venga. Por fa. Por fa, por faaaaa…”
Aquel que me conoce, sabe que todo este rollo de manualidades, chollos y montajes varios, ¡¡ me chiflan!!. Y justamente por eso, me temo…
No termino el café y saco los materiales. ( Confieso que no me falta ninguno...ejem...)
Goma eva de varios colores, folios Din A3, pinceles de todos los tamaños, tijeras punta roma, cola blanca, cinta a dos caras, rotuladores permanentes, periódicos viejos, cuerdas, lanas de colores, gomas elásticas, mandilones…nos ponemos a la faena, y empieza el show.
Siempre quieren ir un paso por delante. Ejemplo: poner el rabo, sin tener el culo listo.
Los dos quieren hacer lo mismo, en el mismo segundo.
Objetivo: Caballo con dos rabos.
Aparecen las primeras negociaciones por diversidad de gustos y opiniones:
Consecuencia: Negro por un lado, y a colorines por el otro.
Y como lo queremos ya, (¡ lo queremos ya!), los flecos se despegan por no cumplir los tiempos de secado.
Desenlace:
“ Pon las cuerdas mami, pon las cuerdas…”
“ Pero si falta repasar con el rotu permanente los adornos…y podemos ponerle lanas grises en la crin…”
“ Jo mami, eso no lo hacen en Art Attack…queremos subir ya al caballo…”
A partir de aquí, pueden pasar 2 cosas, dependiendo de lo necesitada que esté de terminar mi café caducado:
1ª opción.- “ Pues no se hable más. ¡ Al caballo!. Primero uno y luego otro”.
20 minutos nos dura el juego…
No me siento del todo mal por no haber perfilado los lunares verdes y azules que tan bien nos habían quedado…y sólo veo el momento de que se olviden de dicho armatroste, para poder reciclarlo sin remordimientos de conciencia…
MmmMmm…bendito café.
2ª opción.- “ Pues chicos, ya que empezamos hay que hacerlo bien”.
Y pasan de mi, y del puto caballo. Y me paso el resto de la tarde, decorando ¡ SOLA! un perfecto corcel de cartón, con silla de montar de diseño exclusivo …para que nos dure el juego…20 minutos...
Me siento una manitas-incomprendida que al principio de esta historia había amenazado, con razón, al de Art Attack, y que no encuentra su café por ninguna parte.
Pero estas no son las únicas variables…
Mi marido llega de la hipotética reunión, y:
1ª opción.- Se sube al caballo, y el salón se convierte en un escenario del lejano oeste con Lucky Luck, y los hermanos Dalton, peleándose por subir a lomos de la manualidad inacabada. Antes de que corra la sangre, la Sheriff encarcela a los delincuentes en la bañera, y el vaquero baja a reciclar lo que queda del pobre animal…
2ª opción.- Según veo que coge el caballo y hace amago de subirse… le lanzo una mirada asesina… y...
¡ RELINCHA!, vaya que si relincha… Under Presure