Situación real de tarde de descanso.
Tranquila y sin teléfono de empresa, decides acercarte al parque, porque ya está bien de casa en los últimos meses.
Llevas merienda, bebida, juguetes varios, crema solar... y a los niños incluso.
Dos hermanos se ponen a jugar al bendito balón con unos amigos.
Todo sobre ruedas y mientras, puedes sentarte en el banco con otras mamás a arreglar el mundo, o a criticarlo.
Estás comodísima en playeros, tranquila, te olvidas del reloj, de las dichosas preventas, de que no tienes cena preparada... y de los niños incluso.
Ondeando al viento, tu flequillo-que-necesita-un-corte, buscas a tus inocentes retoños, por eso de tenerlo controlados.
Seguro que corretean como angelitos. Pero... ¿no están donde antes?.
SOS. Radar en funcionamiento…y ¡zas! ves que tu hijo mayor se encuentra a horcajadas encima de otro niño, solmenando puñetazos a lo Rocky Balboa...
Es entonces, cuando surge la mami-runner que hay en ti y ¡¡sprintas!!. Llegas al "cuadrilátero" con tirón muscular incluído. (Mierda!).
Y sin saber cómo, lo agarras por el brazo, lo levantas en volandas, disgregas el corrillo y a los demás niños incluso.
“¿Pero por favor qué hacías? ¿Porqué estabas pegando así a ese niño?”
Voces de fondo:
" ¡Rebe es que nos quitaron el balón!
¡Mamá son niños malos!
¡No lo riña señora, él no tiene la culpa!”
(A este último ¡me lo cargo!)
Y mi boxeador, llorando a moco tendido, no sé si por los nervios, ser consciente de lo que había hecho o por ver a su madre con los ojos fuera de sus órbitas…
“¿Dime ahora mismo que pasó? ¡¡AHORA MISMOOOOO!!”
“ Mami esos niños le quitaron el balón a Martín, luego no nos lo daban y encima se burlaban de nosotros y nos llamaban tontos”.
Alzo 
The Eye of the tiger y distingo, a 5 rapacinos, más o menos de la misma edad que el mío, todos con cara de susto, indumentarias futbolísticas varias, dientes apretados, y pregunto muuuy tranquilamenteeee:
”¿Es eso cierto?. ¿Le quitasteis el balón al niño pequeño?” (…silencio…)
”¿Alguien me contesta por favorrrr?” (…......…)
” Bueno…sí…pero es que no nos dejaban jugar ”
Con toda la flexibilidad que me caracteriza recojo el balón, se lo doy a mis hijos y a sus colegas y les digo que se pongan a jugar en otra parte.
Una madre del otro bando se acerca. Esquivo su mirada. Me peino el flequillo. Y vuelvo a mi sitio. Algo coja, muy digna y feliz de haber comprado por fin, las gafas de pasta más grandes de la óptica.
¿ Cómo lo veis? Yo llevo dándole vueltas desde entonces…
¿ Debiera de haber castigado a mi hijo mayor por el combate callejero aún en defensa propia?
Al no hacerlo, ¿ me trago entonces todas las veces que le dije: “No se pega”?
¿ Qué debiera de haber hecho él? ¿Llorar? ¿Pedir ayuda? ¿Dejar que abusaran de su hermano pequeño, y encima que se burlaran de ellos?
Si no lo hace, ¿ me trago entonces todas las veces que le dije “Hay que defenderse”?
Hipotética situación de tarde de descanso (DE VERDAD).
Estoy tomando un café con mis ladies. Tan pichis.
De repente un grupo de chicas vienen y dicen querer sentarse con nosotras.
Les decimos: "No gracias, queremos estar solas".
Entonces una de ellas nos quita uno de nuestros cafés y empieza a beberlo y a pasárselo a las otras energúmenas.
Les pedimos que nos lo devuelvan, no lo hacen y encima... ¡¿se ríen de nosotras...?!
Correcto o no, yo acabo a horcajadas fijo…¡y ¿vosotrxs?!
Algo irá en los genes… de los niños incluso.