SUMMER ROCK

SUMMER ROCK

11 días en el puto caribe, y declaro que ha llegado el Summer Rock



1.- No me he tomado ni un sólo Daikiri.
Y más de la mitad de las piñas coladas fueron sin ron…

2.- No hemos alternado.
El cambio horario y el calor han estado de nuestra parte, para dormir sin control.

3.- No he sacado el móvil de la caja fuerte.
Una lectura rápida por la mañana ¡y se puede vivir! ¡créanme!

4.- No he tomado apuntes.
Y mi cabeza no guarda ningún tipo de información más de 24 horas.

5.- No he sacado la foto de los pies en la arena que se necesita para ser blogger de bien.
Menos mal que algún selfie con cámara acuática infantil ha caído y puedo deleitaros con palmeras borrosas.

6.- Pero lo peor no es todo esto, lo peor es que ¿mis ñus han dejado de ser rockeros?
Tantos años de trabajo musical, para perderlo ¿en 11 días?…

Menos mal que ya estamos en Asturias, y en sólo 5 días se atisba algo de normalidad…

1.- Porque ya lo dicen nuestras tazas: Las mamis rockeras nunca beben.
El Daikiri es cuestión de tiempo y de llegar al Varsovia cualquier noche no muy lejana (ayer, ya lo rondamos...)

2.- 4 noches, 3 quedadas.
Claro que hay que ver a los amigos, y luego está Metrópoli y las ganas de nietos que tienen las güelas…(vuelvo al “nunca duermen”)

3.- Móvil en mano.
Instagram y Facebook reactivados, e incluso algún stories y la de mi madre.
Espero no perder el control.

4.- No he tomado apuntes.
Aquí no ha habido cambiuos, pero es cuestión de tiempo y de reencontrarme con la banda al completo.

5.- Sigo sin la foto de los pies en la arena pero he comido sushi.
Así que algo para ser blogger de bien he conseguido (aunque no tengo la foto con los palillos en Sibuya)

6.- Mis ñus empiezan a sacar los cuernos.
Pero llevan el ritmo caribeño en las venas…(*ver video  nota-musicalMerengue Rock nota-musicalen el concierto de hoy...)

Así que...visto, lo visto, y esperando que con una semna más, todo vuelva a estar bajo control, declaro inaugurada la temporada Summer Rock.
2 meses de desacato a las redes sociales, al orden, y a los conciertos programados.
Escribiré cuando pueda, y publicaré cuando cuadre, con intención de que sigan siendo los martes nuestro día de lujuria y desenfreno, pero SIN PROMETER NADA…y esperando que nadie se enfade.
Hace exactamente un año, le escribía esta carta a mis hijos, y la situación ha cambiado tanto que me da vértigo y felicidad al mismo tiempo. Les debo un verano en el más bendito de los infiernos. Y este año se lo voy a dar.

Gracias por vuestra fidelidad a pesar de los pesares.

*PD: por escribir algo a favor del merengue: ¿Playa paradisiaca, 34 grados, y 4 jambos mulatos moviendo el culo y las caderas como si se acabara el mundo…?
La vida sin guitarras eléctricas puede no ser tan dura como parece…
¡¡Os lo aseguro!!!

Larga vida al Summer Rock!
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